La autoexigencia destructiva: el perfeccionismo llevado al extremo

autoexigencia destructiva

La autoexigencia es la tendencia a ponerse altas expectativas y estándares personales. Por lo general, las personas que tienen un alto nivel de autoexigencia tienden a ser muy perfeccionistas y a exigirse demasiado en todos los aspectos de su vida. Esta forma de autoexigencia destructiva puede llevar a una constante insatisfacción y a un estrés excesivo en el día a día.

¿Qué es la autoexigencia destructiva?

Las personas autoexigentes tienden a ser muy críticas consigo mismas, y esto puede generar autodesvalorización, frustración y una tendencia a autoreprenderse por incluso errores menores. Así mismo, la autoexigencia puede ser una influencia a la hora de establecer metas y objetivos, puede ayudar a las personas a esforzarse para alcanzar sus metas, pero también puede ser perjudicial si esta exige más de lo que el individuo puede alcanzar en un periodo de tiempo determinado.

¿Qué se considera una persona perfeccionista?

Una personalidad perfeccionista se refiere a una persona que siempre busca la excelencia en todo lo que hace, sin embargo, conduce a un comportamiento obsesivo-compulsivo y una necesidad extrema de controlar todo en su vida.

También pueden ser inflexibles en su pensamiento y expectativas, lo que puede provocar conflictos en las relaciones interpersonales.

El perfeccionismo se divide en dos tipos: adaptativo y maladaptativo.

  • El perfeccionismo adaptativo: es saludable y productivo, ya que los individuos se esfuerzan por alcanzar metas y una autodisciplina saludable.
  • El perfeccionismo maladaptativo: implica niveles extremos de autocrítica, rigidez en el pensamiento, y un miedo de fallar. Este tipo de perfeccionismo a menudo puede tener un impacto negativo en el bienestar emocional y disminuir la calidad de vida de los individuos y de aquellos que los rodean.

Problemas de ser una persona perfeccionista

Es posible que se sienta incómoda con errores o imperfecciones y tienda a enfocarse en los detalles. Puede ser inflexible en su enfoque y tener dificultades para delegar tareas o aceptar ayuda de otros.

La persona perfeccionista puede establecer estándares extremadamente altos para sí misma y los demás, lo que puede llevar a una sensación de frustración o insatisfacción cuando no se logran.

Los problemas que una persona perfeccionista puede enfrentar pueden incluir:

  • Altos niveles de estrés y ansiedad: las personas perfeccionistas a menudo tienen altos estándares para sí mismas y para los demás, lo que puede llevar a niveles extremadamente altos de estrés y ansiedad.
  • Dificultad para delegar tareas: los perfeccionistas tienen dificultades para confiar en que los demás puedan hacer el trabajo tan bien como ellos mismos, lo que puede hacer difícil delegar tareas y terminar abrumados por la cantidad de trabajo que tienen que hacer.
  • Dificultad para tomar decisiones: son muy cuidadosos con los detalles y quieren que todo sea perfecto, pueden tener dificultades para tomar decisiones y actuar rápidamente.
  • Miedo al fracaso: los perfeccionistas tienen un miedo al fracaso muy fuerte y pueden evitar tomar riesgos o intentar cosas nuevas por temor a cometer errores o a no hacerlo perfectamente.
  • Tendencia a ser autocríticos: los perfeccionistas tienden a ser muy críticos consigo mismos y con los demás, lo que puede afectar negativamente su autoestima y sus relaciones.
  • Dificultad para aceptar críticas: como los perfeccionistas tienen altos estándares y se juzgan a sí mismos de forma muy estricta, pueden tener dificultades para aceptar críticas constructivas y aprender de ellas.
  • Pérdida de tiempo y energía: el perfeccionismo puede llevar a las personas a gastar mucho tiempo y energía en pequeños detalles que pueden no ser realmente importantes, lo que puede ser una pérdida de tiempo y recursos valiosos.

¿Por qué la autoexigencia destructiva y el perfeccionismo llevan a la frustración?

La autoexigencia y el perfeccionismo son dos actitudes que pueden llevar a la frustración ya que ponen una enorme carga sobre uno mismo y generan una presión constante, lo que hace que el resultado obtenido nunca sea suficiente. Cuando una persona se siente insatisfecha con su propio rendimiento, a pesar de haberlo dado todo y de haber logrado mucho, su autoestima se ve afectada.

El perfeccionismo es una actitud que busca la excelencia en todo lo que se hace, lo que puede ser positivo pero también puede generar un sentimiento de fracaso constante ya que existe una tendencia a no aceptar los errores y a criticarse con dureza.

La autoexigencia, por su parte, supone ponerse objetivos muy altos, mucho más allá de lo que es razonable, lo que se traduce en una sensación de fracaso y frustración constante, ya que estos objetivos son inalcanzables.

¿Cómo acabar con la autoexigencia y el perfeccionismo?

En ambos casos, la persona se siente insatisfecha y desmotivada ante los resultados y esa insatisfacción puede interferir en el bienestar emocional y físico de la persona. Es importante ser conscientes de que la perfección no existe y que es imposible no cometer errores, y aceptar que ambos forman parte del aprendizaje y del crecimiento personal. Si aprendemos a aceptar nuestros errores y a valorar nuestros logros, dejando atrás la autoexigencia y el perfeccionismo, podremos reducir la frustración en nuestras vidas.

Para acabar con la autoexigencia y el perfeccionismo, aquí te dejo algunas pautas:

  • Acepta tus errores y limitaciones: Todos cometemos errores y eso no nos hace menos valiosos como personas. Date permiso para no ser perfecto y aprende de tus errores.
  • Establece metas realistas: Fija metas que sean alcanzables y que no te generen una presión excesiva. Si tienes objetivos muy altos, divídelos en tareas más pequeñas para que puedas trabajar en ellas paso a paso.
  • Celebra tus logros: Valora tus éxitos, por pequeños que sean. Reconoce tus logros y permítete sentir orgulloso de ti mismo.
  • Cultiva la autocompasión: Trátate a ti mismo con amabilidad y compasión. En lugar de juzgarte y criticarte por los errores o fracasos, recuérdate lo importante que eres, lo bien que lo has hecho en otras ocasiones y que está en tu naturaleza equivocarte y aprender de eso.
  • Practica la relajación: Dedica tiempo para desconectar y relajarte. Prueba técnicas de meditación, yoga o cualquier actividad que te permita desconectar del estrés y la presión.
  • Habla con otras personas: Pide ayuda y consejo a familiares y amigos. Comparte tus preocupaciones y enseña tu lado vulnerable.

Recuerda que liberarte del perfeccionismo y la autoexigencia no es algo que suceda de la noche a la mañana, pero si generas una actitud más compasiva contigo mismo, la vida será mucho más gratificante y feliz. Y si necesitas una ayuda extra, la terapia puede ser la herramienta perfecta para darte la guía de pasos a seguir. ¡Contáctanos y podremos ayudarte|

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